Rápidamente, se tiró al suelo al oir los primeros disparos. De repente se encontraba en medio de la linea de fuego, agachado junto al resto de civiles, y la imagen de ella vino a su mente. Las balas sobrevolaban las cabezas en todas las direcciones y era cuestión de suerte, o más bien de la falta de ella, que tarde o temprano impactaran en su cráneo.
Se puso en pie y fue en su búsqueda; no iba a dejar esta vida sin que ella lo supiera. Entre el alborotado gentío la vió. Ella también corría hacia él. Se abrazaron. Él la besó la mejilla, bajó a la comisura y, por primera vez, besó sus labios. Mientras, las balas seguían silbando.
"Pensaba que te perdía sin haberte tenido" - le dijo años después.