Era como un día de primavera cualquiera, solo que llovía y el sol se escondía tras unas espesas nubes. Tampoco se veían muchas flores y corría una pequeña brisa que se introducía entre los ropajes de la gente. Los conejos se escondían en sus madrigueras, las aves en sus nidos y las abejas en sus panales. Vamos, que era invierno.
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