Cada vez queda un poquito menos para que cumpla la mayoría de edad. Realmente es una tontería, lo sé, pero no puedo evitar ponerme tierno y echar un vistazo atrás.
Un vistazo a aquellos años locos en los que emoción era abrir abrir un paquete de cromos y no te tocaran repetidos; en los que humor era cualquier frase que contuviera 'caca', 'culo', 'pedo' o 'pis'; en los que amor era dar un beso en la mejilla a aquella chica de clase; o en los que tristeza era perder una partida a los tazos.
No pienso perder mi infancia, la guardaré siempre en mi cabeza; y, por supuesto, dejaré que salga a pasear de vez en cuando.
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