Por la mañana, en plena hora punta, un hombre trajeado entra en el metro. Ninguno de los ahí presente lo sabe, pero hoy cumple 36 años y está contento; tanto, que le cuenta un chiste a un chiquillo que anda de la mano de su madre. Es malísimo, pero el niño comienza a reír y la madre sonríe al verlo.
Un joven que trabaja como becario en un una empresa financiera ha visto la escena. La sonrisa de la madre le ha recordado a la de su amiga, con quien discutió ayer noche por una tontería que ni siquiera recuerda. La envía un SMS.
La chica estaba en la universidad y, al leer el mensaje, se lo cuenta a su novio, quien en unos minutos tenía un examen sobre anatomía humana, y le da un beso.
El chico, que estaba nervioso, se relaja al recibirlo y la prueba le sale mejor de lo esperado. Al llegar a casa se lo cuenta a su padre, que es médico y ha estado ayudando a su hijo a prepararlo, tal y como a su vez hacía su padre antaño.
Al acordarse de él, llama para comentarle que ya le han comprado el nuevo bastón, puesto que el antiguo estaba ya muy viejo; pero en vez de él, lo coge su madre.
A ella le encanta hablar con sus hijos y nietos, así que sale al balcón y termina hablando veinte minutos con él. Está un poco sorda, por lo que en vez de hablar, grita.
La vecina de arriba, que estaba tendiendo la ropa, oye a su amiga hablar con su hijo y ella se acuerda del suyo que, por cierto, cumple hoy 36 años. Deja en el suelo el cesto de la ropa y coge el teléfono para felicitarle. Según cuenta, su hija le ha regalado un libro de chistes. "No son muy buenos, pero nos están arrancando unas sonrisas", comenta.
Es verdaderamente bueno este post. Me hace recapacitar.
ResponderEliminarlove it
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