domingo, 9 de mayo de 2010

Milagro cuasi divino

Son muchos los casos de gente que ha estado al borde de la muerte, de corazones que han dejado de palpitar durante minutos para luego renacer, de gente que dice haber visto la luz justo antes de ser reanimada...
Hoy, señores, mi MP4 se suma a estos hechos. Lloré su muerte, me cabreé y me cagué en mi mismo. Ahora solo puedo celebrar su vuelta a la vida.
Como solía hacer desde hace unos meses, estaba yo escuchando a Pereza en la ducha. Supongo que el vapor y la humedad fueron los causantes, pero nada más terminar la canción, mi MP4 guardó silencio. Sin terminar la ducha me asomé a ver que ocurría. La víctima en sí permanecía con una tenue luz en su cara, pero no respondía a mis instrucciones. No conseguí siquiera apagarlo y así quedó, brillando levemente.
En un intento de genialidad lo conecté al cargador por si respondía. Nada. En otro intento de aún mayor genialidad lo conecté al ordenador por si respondía. Nada. No quise continuar molestándolo en su descanso eterno y lo dejé en mi encimera.
Por la noche, su tenue luz iluminaba la oscuridad de mi habitación como un pequeño llanto. Yo desvíe la mirada.
Al despertar, miré. Su lucecita había desaparecido. Con su último suspiro me había abandonado. Pero algo dentro de mi dijo "tal vez no". Lo cogí entre mis manos y lo encendí; no pasó nada. Sin rendirme, tuve la genialidad de repetir la genialidad y lo volví a conectar al cargador. Segundos de pánico y... ¡respuesta! Cogiendo alientos de electricidad mi MP4 parecía querer agarrarse a la vida. No tardó un minuto en cargarse por completo. Ansioso, lo encendí. La siguiente canción de Pereza sonó: "Que alegría más tonta". Y que lo digas.