martes, 16 de julio de 2013

Juntos, volar

Con los brazos extendidos, volaba en un cielo azul marino. Mi cuerpo se dejaba llevar en esa sensación de ingravidez mientras notaba el frescor por mi piel.
Me elevé un poco y arriba torné mi cuerpo hacia abajo, descendiendo en una diagonal para ascender de nuevo antes de rozar el suelo.
A mi lado, mi chica flotaba conmigo. Nos miramos y, sin decir nada, ambos sabíamos que estábamos disfrutando.
Absorbí una bocanada de aire en esa paz silenciosa y noté cómo mis pulmones se llenaron de aire. Espiré y mi alrededor se llenó de burbujas. Nunca imaginé que bucear regalaba esa sensación.
Miré una vez más a mi chica. Acostumbrada al agua, se movía sin problemas, elegantemente, entre esa masa azul. Como yo, estaba feliz.
Me alegré de celebrar así nuestro primer año juntos.