domingo, 4 de marzo de 2012

La fiesta de la casa de al lado

Debería estar estudiando física para mi examen del martes, pero la fiesta que se está llevando a cabo en el piso de al lado ha frustrado mis buenas intenciones. Sin duda, un claro ejemplo de la relación causa-efecto.
Es curioso, porque al comenzar mi estudio he encendido la radio para amenizarlo, pero mi sentido común me ha concienciado de que mi rendimiento sufriría una mejora cuanto menos exponencial en la tranquilidad del silencio. Diez minutos después, un coro de voces latinoamericanas ha invadido la calma, al igual que dos zapatos nuevos en los pies de un niño invaden un charco.
Al principio me he hecho el fuerte, pues me veo capaz de soportar a Fuegote Chico Latino (nombre estándar de cantante latinoamericano) mientras intento comprender a Schrödinger (cuyo nombre por sí solo ya es bastante difícil de escribir); hasta que han comenzado a sonar los tambores de Safri Duo. Ha sido justo en este momento cuando la hasta ahora denominada "fiesta" ha pasado a recibir el nombre de "reunión lúdico-festiva", pues los organizadores no pueden aspirar a más incluyendo esa canción.
El caso es que lo que más me está llamando la atención de susodicha reunión no es el desperdicio de decibelios ni la pésima elección de las canciones, sino la chica que está cantando todas y cada una de ellas, lo cual es sorprendente en vista del anteriormente valorado repertorio. Tan entregada está la chica que hasta canta aquellas que no tienen letra; todo un ejemplo de superación. Sus padres deben de estar orgullosos.
Todavía no ha sonado el "Ai se eu te pego". Ésto ya sí que es digno de mencionar, pues no ha existido nada tan versionado desde la inclusión de la palabra "puta" en los insultos. Desviándome del tema, debo decir que lo que más me impacta de este, llamémosle, fenómeno temporal musical es su cantante, Michel Teló, que en un acto de insospechada fortuna se ha hecho internacionalmente famoso por una sola canción. Eso es como si una mujer se follase a un torero y viviera de ello toda su vida. Bueno, tal vez en España eso no sea tan raro.
Pero volvamos a la reunión lúdico-festiva, metafóricamente hablando, que no creo que sin pase VIP nos permitan entrar al fiestón. Una lástima, oye.
Me he dado cuenta, al igual que el resto del bloque, de que a veces paran la música. Buscando una explicación a este inquietante hecho he llegado a barajar dos posibilidades. La primera es que el Dj se queda dormido (o al menos traspuesto) con sus propias canciones. Ésta es sin duda la opción por la que más firmemente apuesto. La segunda opción es que quitan la música cuando oyen voces externas a la reunión y la bajan para evitar represalias. Esta opción, aunque posible, sería sumamente absurda, puesto que las grietas que deben haber creado las ondas sonoras en los tabiques del edificio les delatarían ipso facto.
De todos modos, a no ser que mis timpanos haya terminado por reventar, parece que esta vez la música ha parado definitivamente. Tal vez a alguno le ha dado un coma etílico. Eso o que están ahora todos magreándose. 
No, definitivamente ha sido la chica de las canciones, que ha sufrido un ataque de hipoxia por cantarlas todas.