lunes, 26 de septiembre de 2011

En solo siete días

Hay veces en que de repente todo va bien. Veces en las que te levantas descansado y, al mirarte al espejo,  estás mejor que nunca, aún con legañas y despeinado. Veces en las que un mensaje te propone un plan inesperado y tú, obviamente, lo aceptas encantado. Veces en las que empezar algo nuevo no supone miedo, sino ilusión, ganas y charlas en el metro.
Hay veces en las que no sabes por qué, pero sabes que todo irá perfecto. Hay veces en que cualquier canción es buena, siempre que se amolde a los pasos del trayecto. Veces en que los chipiro- nes, aunque nunca los hayas probado, te arranquen sonrisas e ilusiones. Veces en las que correr para coger el tren no cansa, si es que corres por una buena causa.
Hay veces en que vacilar deja a un lado la timidez y da paso a la amistad. Veces en que conoces a un extraño al que parece que estás unido y le conoces desde hace años. Veces en las que un millón de besos no es nada comparado con sus manos. Veces en las que tus mejores amigos dejan de serlo, y se convierten en hermanos.
Hay veces en las que solo quieres que el tiempo no corra, pues si pudieras revivirías cada maravilloso segundo una vez y otra.
En definitiva, hay veces en las que parece sonreírte la vida, y con solo siete días te das cuenta de lo que tienes, lo que buscas y lo que necesitas.

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